La patria, la tierra, el terruño. Concepto que siempre están de rabiosa actualidad.
Parece mentira que este texto fuese escrito comenzando el pasado siglo XX. Y sí, otra vez de mi querido Antonio Machado.
¿Por qué lo traigo a colación? Porque, aparte de que siento una especial debilidad por el gran poeta sevillano, este texto es digno de leerse, tiene plena vigencia. Está de rabiosa actualidad. Se podía haber escrito en nuestros días. Es lo que tienen los grandes autores, los que pasan a la posteridad, que pasan por lo que pasan, porque sus escritos nunca están desactualizados. Cualquier persona que vea mínimamente las noticias en cualquier televisión o lea la prensa a diario estará al día de las disputas y exabruptos con los que la clase política nos deleita en sus púlpitos.
Estas palabras, dichas por Machado en un acto social en la capital soriana mientras ejercía su cátedra de francés en un instituto de la capital castellana, podrían ser enmarcadas como claro reflejo de la generación del 98, aquella que se preocupaba por la deprimente situación de España en aquellos años de pobreza y pérdidas coloniales.
Machado estaba por entonces en una buena etapa. Tenía su cátedra, conseguida con no poco esfuerzo y fortuna, y un sueldo fijo tras una época madrileña de pobreza familiar. Poco después contraería matrimonio con una muy joven Leonor (15 años solamente tenía la criatura).
A él ya, entrado en la treintena, Soria se le quedaba pequeña, pero aprovechaba actos como este para dar a conocer su pensamiento nacional, para agitar conciencias en una tierra anclada en el tiempo, dejada de la mano de Dios.
Este texto del gran poeta sevillano se las podría hacer mirar y aplicar cualquier político de los que hoy nos gobiernan. Esta definición de patria se debería de enmarcar en todos los colegios, bien alto, que se viera nada más entrar a clase.
Leer al poeta es aprender un poco más en cada lección, en cada verso y en cada estrofa.
PD: Texto sacado del libro “Ligero de equipaje”, de Ian Gibson.
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