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La poesía va unida a momentos variopintos donde se goza con algo (llamémosle x) o se siente una magia especial, y, por tanto, el deseo de expresarlo en palabras es una necesidad imperiosa.

Lo dije en la entrevista que me hicieron hace poco en La Tribuna de Cuenca, que una de mis metas era ser arquitecto.

Comencé copiando planos de ciudades a edad bien temprana. Tenía por casa de mis padres varios volúmenes de mapas y temáticas urbanísticas, y, así, en los ratos de encierro obligado, entre las dos piernas, siempre había un tablero, un a3 y un boli. Así, conservo, a día de hoy, multitud de planos inventados, de construcciones simuladas y de volúmenes sin sentido. Más tarde la pasión se plasmó mediante las herramientas tecnológicas (Paint, AutoCAD…).

planos dibujos david saugar

Y estudié un Ciclo Formativo de Construcción. Ahí se acabó el sueño. En cuanto vi que la cosa iba de presupuestos y no de arte, se apagó la llama.

Pero nunca se fue ese gusto por la arquitectura.

Hasta por el más simple edificio de viviendas de ladrillo rojo, ubicado en un humilde barrio obrero, merece la pena alguna vez alzar la vista y pararse a contemplar. Así lo creo. Es un producto de la mano, del esfuerzo del hombre, al igual que una barra de acero o un calcetín.

Pero hay gente que no aprecia un calcetín. Yo le doy el valor estético a cualquier construcción. A menudo el ojo se acostumbra, de tanto transitar por esa calle, y pierde la belleza instantánea. Y es que hay momentos. Momentos de pararse y gozar con aquella mole de cemento sin apenas vanos o con el campanario de una iglesia decimonónica.

Reconozco que me cuesta más ver la belleza en un bloque de cristal, de los que tanto se están poniendo de moda. La gran mayoría carecen de personalidad y gusto, excepto que por sus desmesuradas proporciones o por su ubicación (New York), sea digno de observar.

 edificio madrid 

Amo las iglesias, los templos (de cualquier religión) ¡Qué decir de las catedrales! Son lugares de poder, te transportan; maravillas de la creación. Disfruto con unas simples paredes encaladas de Almagro al igual que con esta mole de metal y hormigón destinado a oficinas. Me producen deleite los castillos, las norias, los arcos, los puentes… Pero mi debilidad son las construcciones deportivas y culturales. 

Cuando viajo a un sitio, busco el estadio de fútbol. Cuanto más coqueto mejor. Cuando entro a un teatro me quedo embobado y hecho una vista de 360 grados. Tengo dibujos de recintos futboleros, polideportivos, pistas de tenis, teatros… Me resultan enormemente atractivos, tanto en su complejidad como en su faceta estética.

En fin, no solo de naturaleza vive el hombre.

 


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